La psicología en República Dominicana, una vista pública y privada

La psicología con un accionar fluido en el sector privado de República Dominicana está en pañales, a nivel público no hemos nacido. 

Antes de hablar y dividir el tema en lo público y lo privado, debemos detenernos a observar qué rige cada parte, el Colegio Dominicano de Psicólogos (CODOPSI). El CODOPSI es el órgano regulador de la psicología en República Dominicana, por ley, cada psicólogo en ejercicio debe estar colegiado. Sin embargo, las pocas veces que se escucha al CODOPSI en los medios de comunicación se habla de la baja tasa de psicólogos colegiados. Esto nos lleva a preguntarnos ¿hay pocos psicólogos ejerciendo? O aún sabiendo que es ilegal ¿les interesa poco a los psicólogos colegiarse? 



Actualmente existe poca promoción de parte del CODOPSI para la unificación de los profesionales de la salud como una fuerza y una gran confusión en cuanto a la inclusión o no de los servicios psicológicos dentro de los servicios de las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS). No sabemos cuáles psicólogos están dentro del sistema y si de hecho, los que están dentro, están realmente aceptando “seguros”. El CODOPSI en su página de internet oficial publicó su inclusión dentro del Consejo Nacional de Seguridad Social (CNSS) mas no se dan detalles sobre un plan de acción concreto.

Es difícil llegar a una conclusión sobre lo que pasa a nivel público y privado en República Dominicana con la psicología, y es que no existen datos estadísticos concluyentes para dar un punto de vista objetivo. Lo único que podemos dar es opinión de nuestras experiencias o percepciones. 

Lo primero que debemos diferenciar son los motivos de consulta a nivel público y privado. No del motivo en sí como medio diagnóstico, pero de cómo llega el paciente a consulta. Generalmente el paciente de práctica privada llega a consulta por recomendación de un psicólogo escolar, orientación universitaria, luego de un trauma fuerte (lo que hace la práctica más efectiva debido a la rapidez del tratamiento), incertidumbre de pareja, presión de los grupos de apoyo, entre otras razones. Se crea un nivel de compromiso que hace la terapia más firme.

En la práctica pública se hace más difícil llegar a consulta. Ya sea por desconocimiento o falta de guía y a veces por escepticismo. Lo que sí es muy cierto es que el enfoque multidisciplinario, integral desde el punto de vista familiar, es lo más efectivo en la búsqueda de un cambio a una mejor salud mental. En el sector público las visitas de los pacientes a terapia se ven forzadas, como si fuera una imposición de terceros, no como un deber o una búsqueda de mejoría. 

Por último, los costos en la práctica privada son inalcanzables por la población pobre del país. El costo invertido en terapia psicológica privada es otro enganche que podría retener al paciente, pues luego de cierta cantidad de sesiones no es muy razonable abandonar la terapia y perder el dinero invertido. En el sector público el paciente muchas veces ni tiene el dinero para transportarse al hospital y se han visto casos en el que el mismo terapeuta “por apuro” se atreve a pagarle un plato de comida al paciente o pasaje para transportarse. Algo que no es correcto, pero que es una realidad.

Son muchos los vacios o deficiencias en ambos sectores. El privado no es del todo “perfecto” pues hay quienes tienen una sala terapéutica gracias a su poder adquisitivo, sin embargo no tienen la preparación que tiene un profesional en el sector público. Ahora bien, la infraestructura y proceso terapéutico público es tétrico. El cambio hacia una mejor práctica psicológica en República Dominicana es de todos, psicólogos y pacientes, y es un trabajo del día a día. 

Psykhe en tiempos de cólera

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