Psicólogos y psicofármacos

La medicación como tratamiento de las enfermedades o trastornos mentales ha sido exclusividad del área de la psiquiatría, y prohibida para la psicología. En la actualidad se están dando situaciones que ameritan se reconsidere lo antes dicho. Dada la gran cantidad de pacientes con trastorno mental, la demanda de psiquiatras ha aumentado sin que haya aumentado necesariamente la oferta de los mismos. Por lo que debido a esto y a otras circunstancias socio-económicas, los que requieren de dicho servicio suelen acudir a un médico general sin que éste esté especializado en el área.


Así surge, desde hace ya varias décadas, el movimiento de la prescripción que nace como un llamado a los psicólogos a prepararse ante la creciente demanda de los psicofármacos. Según lo expuesto por Ezequiel Benito de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, en su artículo Psicólogos Prescribiendo publicado en la revista Psiencia (2008. Volumen 1-Número 1), es a finales de la década de los 80 que la Asociación Americana de Psicología (APA) adopta la postura de asegurar que los psicólogos, debido a su preparación clínica y capacidad para diagnosticar y tratar trastornos mentales, pueden obtener la preparación necesaria adicional en fármacos utilizados para el tratamiento de pacientes con trastorno. Es así como se desarrolla un programa de posgrado para formar psicólogos en la especialidad de psicofarmacología, y por lo que distintas facultades de psicología en Estados Unidos redefinieron sus programas. 



Benito asegura también que este movimiento tiene como uno de sus objetivos evitar que el paciente que necesite una atención precisa de vea entre la disyuntiva de optar por un acompañamiento psicológico o psiquiátrico ya que estos comparten dos modelos distintos de trabajo y utilizan dos modelos terapéuticos diferentes. Se pretende aumentar la calidad humana de la atención que se ve fragmentada innecesariamente. 

Este tema goza de una peculiar complejidad que debe ser analizado con detenimiento para no tomar decisiones a la ligera que puedan resultar en una mala práctica. Aunque si bien es cierto que un psicólogo con la preparación necesaria pueda hacer prescripciones de psicofármacos, son muchas las regulaciones que deben delimitarse ya que podría darse un gran problema de control sobre todo en países como el nuestro donde el colegio de psicólogos aún están enfrentando crisis más básicas y apremiantes por lo que se necesitaría hacer una revisión exhaustiva de las normas éticas y deontológicas de la profesión.

Lo que no se debe dejar a un lado es lo que se ha trabajado tan arduamente, el trabajo interdisciplinario. Mucho ha costado lograr que las distintas disciplinas que abordan la salud mental trabajen en conjunto desde sus áreas de especialidad para obtener mejores resultados, esperemos que este avance no consiga segregar nuevamente dichas áreas de trabajo.

Candy de León | Psicóloga Clínica 

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